La noticia del cambio de alfabeto usado para el lenguaje
kazajo del Cirílico al latín está causando un furioso debate público.
Las líneas de batalla cruzan la frontera lingüística y
revelan divisiones que acechan bajo la superficie de la sociedad. La discusión
va más allá de las cuestiones lingüísticas en un territorio como el de
Kazajistán, con una sociedad multiétnica y multicultural, con sus legados
coloniales y sus prioridades geopolíticas.
Kazajistán ha venido reflexionando el cambio de alfabeto
desde los ’90, y comenzando y cancelando los planes para cambiarlos desde el
2006. El último diciembre el Presidente Nursultan Nazarbayev abordó este tópico sensible otra vez,
anunciando que la escritura kazaja se iba a cambiar a las letras latinas, pero
no hasta 2025. El cambio, argumentó, proveería “un impulso para la
modernización del lenguaje kazajo” y promovería “una integración global”.
Mientras muchos habitantes que hablan esta lengua dieron la
bienvenida a las noticias, otros expresaron su ira.
Un grupo de 66 intelectuales prominentes (incluyendo
escritores, académicos y periodistas conocidos por su vigorosa promoción de los
intereses del lenguaje kazajo) escribieron una carta abierta a Nazarbayev
contra el cambio.
“¿No dañará asía la unidad y la integridad del pueblo?”,
publicó el sitio Abai.kz, de lengua kazaja, el último 13 de febrero,
especulando sobre la situación.
Estos intelectuales argumentaron que el cambio podría hacer
más fuertes las divisiones lingüísticas en Kazajistán donde, por razones
históricas, el kazajo no es hablado por todos, incluyendo algunas etnias
kazajas, cuyo primer lenguaje es el ruso. Los kazajos hacen, como mucho, a dos
tercios de la población, los rusos son alrededor de un cuarto.
“Estamos sorprendidos por tanta gente que no entiende que un
lenguaje que está en una posición difícil se vuelve más débil cada vez que
cambia de alfabeto”, los intelectuales comentan.
Alfabeto cirílico con la pronunciación en letras latinas debajo |
El kazajo tiene el estatus de lenguaje legal de estado, el
ruso es de facto, y goza de un lugar en la constitución, siendo permitido en
cuerpos estatales. Los kazajos están particularmente resentidos porque, tras
dos décadas desde la independencia, el ruso sigue siendo el idioma utilizado
por el gobierno.
“Dividir abiertamente a los habitantes del país en dos bases
de alfabeto es equivalente a un acto criminal”, concluyeron dramáticamente los
intelectuales. Expresaron que el lenguaje también es un legado cultural para
los jóvenes.
De hecho, muchos en Kazajistán ya usan los dos alfabetos.
Cambiar del kazajo al latín no perjudica
el conocimiento del cirílico cuando es la política gubernamental retener el
excelente habla del ruso, mientras reforman en el dominio público del kazajo.
Cifras confiables de la capacidad lingüística son difíciles
de dar, pero acorde al último censo del 2009, sólo dos tercios de los
ciudadanos certificaron un decente dominio del kazajo, mientras que el 94 por
ciento entiende el idioma ruso a la perfección. Astana tiene como objetivo
conseguir el 95 por ciento de ciudadanos hablando en kazajo para el 2025,
preservando el flujo ruso en un 90 por ciento. Esto distinguiría a Kazajistán
de otros estados de Asia Central, donde el ruso se ha declinado desde su
independencia.
En ambos lados de este polarizado debate, los argumentos son
hiperbólicos. Manteniendo el kazajo en cirílico podría “ser peligroso para el
lenguaje en sí mismo”, dijo Anar Fazulzhanova, diputada directora en el
Instituto de Lengua Akhmet Bayturnsynuly, argumentó a Interfax-Kazajistán en
enero. Ella está entre sugerencias que sugieren que el kazajo necesita distanciarse
del ruso porque la influencia de la semántica y sintáctica de este idioma en el
kazajo hace que a veces pelee para ser escuchado en su país originario.
Mientras que el ruso es una lengua eslava, la kazaja es túrquica, “las
oraciones kazajas son a menudo construidas acorde a las reglas de la sintáxis
rusa”, explicaba un artículo en la revista Alau (en ruso) en enero.
Otro argumento popular a favor del latín es que es más
conveniente en un mundo de alta tecnología, una de las “tantas conveniencias”
de cambiar, Layla Yermenbayeva, una lectora de idioma kazajo en la universidad
KIMEP de Almaty, dijo a Eurasianet.org.
Los lingüistas están divididos en si el latín o el cirílico
es más fácil para transmitir el sonido del kazajo, y sobre cada forma del latín
a adoptar (los estados túrquicos usan el latín, como Turquía, Uzbekistán,
Azerbaiyán y Turmenistán usan variedades de escritos). Existe incluso un
movimiento que puso en marcha una operación para abandonar el cirílico a favor
de la utilización de la escritura antigua de los antepasados kazajos.
El latín remplazó la escritura árabe por el kazajo en la
Repúbica Socialista Soviética de Kazajistán en 1929, luego en 1940 el cirílico
fue introducido como un alfabeto común para todas las repúblicas.
Una comisión se está por establecer, para el primero de
septiembre, la exploración de mudarse al latín (no es la primera vez que se
formará una). Una comisión creada en el 2006 reportó en 2007 que las
sugerencias para el cambio de alfabeto llevarían de 12 a 15 años y costaría 300
millones de dólares. También reportaron que cambiar significaría cambiar la
identidad soviética, lo que largamente domina la conciencia nacional, a una
identidad kazaja.
Esa estrategia terminó en un segundo plano por razones
inexplicables: la crisis financiera global puede haber sido uno, pero la
geopolítica también podría haber estado en juego.
Nazarbayev, un firme aliado ruso, dijo que este enero el
cambio de alfabeto no estaba relacionado con las preferencias geopolíticas, ya
que muchos en Kazajistán lo vieron en esos términos.
El apoyo para el cirílico es equivalente a "la
oposición a nuestros intereses nacionales" de las personas que no están
dispuestos a rechazar la "colonización", sostuvo un comentarista
anónimo en un debate en línea realizada en Kazajstán, provocado por la carta de
los intelectuales. Un partidario del cirílico, también anónimo, respondió con
una analogía adecuada en un país donde el caballo es un símbolo nacional:
"El alfabeto no es un caballo que se muere de vejez. El alfabeto construye
la cultura escrita desde hace siglos. La cultura escrita construye una nación
".
Un tercer anónimo ofreció otra respuesta equina: que los que
apoyan el cirílico deberían “ser enviados a caballo al siglo XX.
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