lunes, 21 de octubre de 2013

Pedofilia de élite en Asia Central

En Afganistán existe una práctica que consiste en vestir de mujer a chicos menores de edad, y hacerlos danzar frente a un grupo de adultos.

Se denomina Bachá Bazí, que en afgano significa “jugar con niños”, y es una costumbre previa al establecimiento del Islam en el país. Los niños son “propiedad” de traficantes, que se encargan de arreglar la concreción del rito en las casas de los habitantes más adinerados.

Los jefes de esta red de trata infantil cobran un arancel inicial por el baile y, una vez terminado, en caso de existir el interés por parte del dueño del recinto, negocian la venta del cautivo. 

En ocasiones sólo prolongan la estadía del chico unas horas más, durante las cuales éste es abusado, y luego pasan a buscarlo.

Los traficantes generalmente recogen a los menores de la calle, o arreglan su retención con la familia, que suele encontrarse en situación de pobreza extrema. Luego se les da instrucción para la danza.

Estos chicos están privados de su libertad y, ante cualquier intento por salirse de esa situación, son severamente castigados, e incluso asesinados. Además de la clase alta afgana, también los generales del ejército suelen tener bajo su poder a un infante.


En el país hay un dicho popular que afirma: “Las mujeres son para tener hijos, los niños para tener placer”.

Poseer a uno o varios jovencitos que bailen Bachá Bazí es una cuestión de rango social para muchos afganos, el cual se mide considerando la cantidad y la estética de dichos niños, según las concepciones de los pedófilos locales. La edad más frecuente de las víctimas suele rondar los trece años.


Durante el mandato del gobierno talibán, esta práctica se prohibió absolutamente en Afganistán, y era penada en forma cruenta por las fuerzas de seguridad. Al día de hoy, con el gobierno apadrinado por los Estados Unidos, este tipo de pedofilia resurgió, y los mandatarios actuales no encontraron aún cómo erradicarla.


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