La falla en el servicio ocurrió en el estado de los rieles uzbekos, que estaban bajo reparación (aunque algunas fuentes insisten en que sólo eran muy viejos). En los vagones, que venían desde Dushambé (capital de Tayikistán), viajaban alrededor de 200 conscriptos del ejército nacional de ese país.
Desde la oficina presidencial de Islam Karimov se prometió pagar todos los gastos que a la nación vecina le haya generado este accidente.

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